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Mostrando entradas de julio, 2019

A la hora del té

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El anciano se detuvo al umbral de la habitación; cargaba la bandeja con las tazas, el agua hervida y los terrones de azúcar. Ya sin miedo, quedó maravillado ante la visión. La encontró sentada y mirando por la ventana, pensativa, como el silente diálogo con su reflejo. Su pose distinguida delataba una respiración difícil; suspiraba a veces. La blancura de las nieves de fuera hacía más pálidas sus facciones. Como de costumbre, él deseaba que ya no se quedara absorta y desapareciera sin más. Más allá de contemplarla, él quería estar con ella, cruzar miradas, compartir el té y conversar. Pero no se podía; era una habitante de su vivienda desde siempre, que se esfumaba como vapor. Harto de aquella melancólica indiferencia, el viejo se acercó para llamar su atención. La vio girar la cabeza hacia él, con rapidez inhumana que le sobresaltó. Ese rostro inerte se quedó fijo. El cuerpo fantasmal, ataviado con ropas de antaño, escapó disolviéndose   en el aire del recinto. Ahora restab

Preámbulo del exterminio

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La joven caminaba deprisa por las estrechas calles, desorientada y ansiosa, hasta que se encontró con un hombre encapuchado, el único que no se metía a casa para evadir la lluvia. La invitó a pasar, para secarse y tomar calor. Ella no tenía otra opción que confiar. Dentro, junto a la hoguera, el hombre le ofreció una taza con infusión. Tenía un aroma peculiar. Cuando ella estaba dispuesta a dar un trago, una sombra puntiaguda y ágil se la arrebató. La taza cayó y la cerámica quedó dispersa con agudo estruendo. Llegó ante ella el hombre, con una escopeta cargada. Le ordenó que se desnudara, mirándole a los ojos. Y cuando ella desabrochó su blusa, sucedió. Ocho largas y delgadas sombras emergieron de su espalda, articuladas como extremidades. Tan rápido ocurrió la mutilación que el cuerpo del hombre quedó hecho añicos en un instante. Ella sintió al parásito recobrando la memoria, en su interior. La plaga tomaba más fuerza. Por: Victor C. Frias ¡Mu

Mundo paralelo

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Escuchó primero el murmullo de pisadas suaves… provenía del pasillo, y se acercaba. Nervioso, se refugió debajo de las sábanas, rogando por que no fuera el anciano de la toga. La puerta se abrió al delicado giro de la manija. Él optó por levantarse de la cama y ser valiente, para descubrir qué había detrás, que se alejaba hacia la sala como una silueta pálida. El camino lo habían trazado pasos de una mujer con los pies mojados. Y la encontró frente al gran disco luminoso de la pared, absorta. Ya la había visto antes, en los viajes de su imaginación… o talvez la había soñado. Era la protagonista de sus dibujos, que llegaba para decirle que existía.   Por: Victor C. Frias ¡Muchas Gracias por leer este MicroRelato! Espero te haya gustado y te estés preguntando qué más sucede. Recuerda visitar también mi página de Facebook y apoyarme con un Like para este material. (Haz clic en la imagen)

Influencia maligna

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El policía estaba convencido de que aquella mujer era especial; tanto que le cambiaba el semblante al verla en cada escena del crimen, paseando, por casualidad. Llegó a verla en la dulce ensoñación, en los comienzos de semana en que las tragedias estaban a la orden del día. Le causaba un pueril sonrojo saber que ella le veía en acción y saludaba. “Ella, siempre tan oportuna para alegrar el día” pensaba el policía. Pero tal fue su sorpresa cuando la vio tendida en la camilla, estremeciéndose y fuera de sí, señalado hacia la acera. Una figura idéntica a ella, con su atuendo de costumbre, estaba quieta, rodeada de gatos callejeros. Un rojo rubí le inundaba los ojos. Seguía presumiendo su influencia maligna. Él, sin remedio, la reconoció mejor que a la afectada. Por: Victor C. Frias ¡Muchas Gracias por leer este MicroRelato! Espero te haya gustado y te estés preguntando qué más sucede. Recuerda visitar también mi página de Facebook y apoyarme con un

Luz y sombra

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Hay veces que sombra y luz son aliadas y nos completan. Otras, combaten hasta vencer nuestra esencia inseparable. Por eso dicen que estoy muerto en vida. Mi propósito se ha desvanecido con los años porque mi luz se ha marchado con él. Se ausenta por temporadas, y regresa para asomarse entre los rígidos barrotes de la celda. Lloro, hincado contra el catre por una desgracia incomprensible. Esa luz tiende a mofarse de que me marchito en las tinieblas. Sólo es una arrogancia que me agrede y me doblega. Mi sombra y yo jamás seriamos libres… así que decidimos partir juntos. Por: Victor C. Frias ¡Muchas Gracias por leer este MicroRelato! Espero te haya gustado y te estés preguntando qué más sucede. Recuerda visitar también mi página de Facebook y apoyarme con un Like para este material. (Haz clic en la imagen)

Seguridad ante todo

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Las dos siluetas negras pintadas en la fachada de aquella casa eran suficientes. Todo intruso desequilibrado o delincuente acababa llorando, en posición fetal, ante la puerta de la entrada; listo para entregarse a las autoridades. Dicen quienes han tenido amistad con la dueña que aquellas sombras de pintura acrílica son sus guardianes. Que no tiene timbre... las entidades le avisan cuando hay visitas, y ella decide si les da permiso de alimentarse. Por: Victor C. Frias ¡Muchas gracias por leer este MicroRelato! Espero te haya gustado y te estés preguntando qué más sucede. Recuerda también visitar mi página de Facebook y apoyarme con un Like para este material. Entra dando clic en la siguiente imagen: