Seguridad ante todo

Las dos siluetas negras pintadas en la fachada de aquella casa eran suficientes. Todo intruso desequilibrado o delincuente acababa llorando, en posición fetal, ante la puerta de la entrada; listo para entregarse a las autoridades.

Dicen quienes han tenido amistad con la dueña que aquellas sombras de pintura acrílica son sus guardianes. Que no tiene timbre... las entidades le avisan cuando hay visitas, y ella decide si les da permiso de alimentarse.




Por: Victor C. Frias



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