Fulgor desde el bosque
Seis décadas después, el peligro en el bosque aparentaba haber cesado. La extraña plaga dejó de habitar la memoria de los pueblos aledaños; ya los testigos más jóvenes habían muerto y sus descendientes vivían en paz, con la mente tranquila… hasta que apareció ese brillo, emergiendo entre los troncos profundos, y una nueva curiosidad los llamó. Ya no había vida ahí, entre las altas copas. No se escuchaba el rumor de las cigarras ni un crujir de hojas áridas. La fauna había desaparecido en esos terrenos siniestros, y nadie se había tomado la molestia de preguntarse porqué. Sólo aceptaban esa quietud abismal. Nada había que valiera un recorrido por los intrincados senderos del bosque, excepto esa luz silenciosa, que cambió a un tono rojizo. Los antiguos pobladores, sesenta años atrás, habían escuchado gritos aberrantes una noche. Provenían de entre los arbustos lejanos, viajaban como sombras entre la vegetación. Por grupos, se internaron en la inmensa arboleda con sus herra