Oblivion
Han vuelto todos a sus planetas.
Se han clausurado los portales: nuestros vínculos en el espacio-tiempo.
Fue difícil convencerlos de mi
decisión de quedarme aquí.
Les dije que no perdieran el
tiempo con recuerdos dolorosos... que mi desaparición sería tal que me borraría
incluso de la historia, del curso de la existencia.
Que no hay ya de qué
preocuparse... que no habrá repercusiones... que ya viene el segundo
determinante.
El fulgor es intenso allá arriba,
cegador; toda la luz de mi mundo se concentra y sólo quedan estos ojos para
atestiguarlo.
Crece ante mí, se acerca, y tan
pronto veo las fauces inconmensurables.
La esfera luminosa ahora suelta
sus haces a través de esos gigantescos colmillos. Se debilita.
Cuando la luz es tan tenue que
apenas distingo mi presencia, es el sonido el que se ahoga en la inmensidad.
Las fauces se vuelven a abrir y
en mi ceguera persigo el azufre de ese aliento, entre las partículas sofocantes
del astro roto.
La humedad de este nuevo recinto
tiene un eco que se está extinguiendo: mi ruego inconsciente por no ser
olvidado.
Imagen tomada de: http://www.michaelwhelan.com/galleries/trantorian-dream/ |
Por: Victor C. Frias
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