El Arrendador
Con razón la renta del departamento era tan accesible. El arácnido del techo, acechante, cuya mirada logró penetrar las barreras de mis sueños, llevaba pendiendo una telaraña, que arrastraba por el cuello a un alma humeante y agitada, que reconocí como el arrendador. Ese que tenía cara de no poder dormir bien.
Por: Victor C. Frias
Espero hayas Disfrutado de este MicroRelato,
¡Agradezco Mucho Tus Lecturas!
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