En el centro del bosque

La copa del árbol central se distinguía, asomándose imponente en el frondoso bosque. Los habitantes del pueblo, sudorosos y agitados, reunidos en la planicie, la notaron en la lejanía. Ese árbol siempre se había presumido maldito, portador en su corteza de los secretos abismales. 

Ya varias víctimas habían sido cobradas; el más reciente, un muchacho de quince años, visitó repetidas veces el bosque, en un siniestro sonambulismo, y volvió a casa a través de la hierba, con paso menos lúcido en cada ocasión. Faltos de un remedio inofensivo, decidieron internarse en el bosque para derribarlo de una vez por todas. 

Ya en el centro oscuro y gélido, vieron el cadáver putrefacto del joven, absorbido a medias en la corteza del árbol, con el pánico más espantoso trazado en las facciones. Las raíces lucían como una cabellera de mujer. Los surcos en el tronco sonreían triunfantes y macabros.



Por: Victor C. Frias


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