Experimento

Habiendo cerrado por dentro el laboratorio, me quito la ropa y me recuesto con cautela dentro de la cápsula. Me sumerjo hasta quedar con el cuerpo inmerso en el nuevo fluido, con la cara a flote. Espero para observar el avance del experimento.

La sustancia era aceitosa, pero con una transparencia extraordinaria. La percepción térmica era neutra. Mientras movía mis extremidades, las vi disolverse, sin tener sensación, sólo la espantosa imagen de su desaparición.

"¡He logrado la invisibilidad!" pensé en el inicio, pero mi deducción se vio frustrada cuando empezó la turbulencia.

El fluido, agitado, empezó a desbordarse por los costados de la cápsula, vaciandola hasta que tuve la extraña sensación de que el interior de mi cara palpaba el fondo. 

Hay un rumor acuoso en el laboratorio... asciende... ¡se ha detenido!

Una figura humanoide y traslucida se asoma a mi refugio, y observa lo que queda de mi. Una mano monstruosa y cristalina me estruja el rostro, hasta que no queda nada.






Por: Victor C. Frias

Espero hayas disfrutado esta breve lectura,
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que ya te están esperando:


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La cámara anecoica

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Las tres chicas en pijama

Infancia

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Cuando quise convertirme en un Lector, me sentí exigente y vanidoso… profundamente insatisfecho. No encontré las letras que habrían de brindarme esos estímulos específicos que me harían devorar un Libro, y que conectaran con esta necesidad incógnita que había tenido siempre. Mi búsqueda estuvo tan enredada que se confundió, que marchó a lo loco y no llegó más que a un hambre literaria dilatada. Por supuesto que tuve el hábito de acabar lo que leía; para mí, eran muy pocos los libros que merecían quedar a medias. Esos pocos los evité. O leía de principio a fin, o no lo hacía. No me permití más opciones. Seguí pidiendo a los libros tantas cosas… vivir una aventura, evadir la realidad con ideas descabelladas, sentirme convencido, somatizar las letras en oleadas de emociones. Pero mis ojos inertes sintieron una pérdida de tiempo. Un día, aturdido por un frustrante aburrimiento, decidí sentarme a escribir… a jugar a la deidad y crear. Y así comencé este camino que nunca te
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