El Diagnóstico de James
-Esa estúpida nos tendió una
trampa, ¡Maldición! –gritó una voz de hombre joven.
-Si me hubieras dejado manejar
esta última situación, seguiríamos en casa –ahora una voz femenina.
-¡Todo por culpa de este
mequetrefe que se resiste, quiero estrangularlo!
El paciente, James, semiconsciente
en la camilla, sintió unas manos que lo ahorcaban sin fuerzas, entorpecidas por
algún sedante. Cuando iba a volver a quedarse dormido, percibió la llegada de
los paramédicos, que acudieron a amarrarle los brazos al barandal.
-Me sigue doliendo el puñetazo en
el ojo. Piensa en algo más, Derek. James ya no cooperó –sugirió la voz femenina.
-Su naturaleza remilgada siempre
fue un inconveniente. Caitlin notó cuando quisimos distraerla; el primer indicio
de malicia la puso en alerta –repuso Derek.
-Aún podíamos convencerla. Si te
la hubieras llevado a la cama para darle placer del bueno, estoy segura de que
se le olvidaba. Como no actuabas, decidí hacerlo yo. Y henos aquí, porque ella
se sintió extraña mientras la besaba.
-Quién hubiera dicho que volvería
del supermercado con sus compras y además acompañada de cuatro bastardos uniformados.
Me enfureció su gesto arrogante al ver que había ganado esta batalla.
Derek quiso descargar esa hiel
acumulada de tantas maneras, pero el cuerpo no se lo permitió.
Caitlin entró al cuarto armada
con una jeringa con sedante. James ya estaba despierto, con mirada fluctuante y
extremidades amordazadas. La mujer quedó al borde de la camilla, contemplándolo
con frialdad aprendida. Elevó el respaldo para verle frente a frente, con iris
vacuo.
-No sé quién seas, si Derek,
Donna o mi esposo. Pero tengo claro que te has ganado mi odio por creerme
tonta. Qué cobarde eres enfrentándote a los problemas a tu conveniencia, siendo
diferente persona cada vez. Te desconozco y te desprecio.
La jeringa de sedante no fue
necesaria, pero Caitlin la insertó en el cuello del paciente para vaciarla violentamente.
-Por mí, es mejor que te mueras.
Pero dejaré que la enfermedad te mate; es más justo. Hasta nunca, quienquiera
que seas.
La mujer abandonó la habitación
de la clínica. Se cerró una puerta que tenía pegada una mica con un formulario;
la información del paciente decía:
Paciente: James Walden
Edad: 34 años
Diagnóstico: Trastorno de
Personalidad Disociativo
Descripción: Tres personalidades
detectadas. Las dos alternas se hacen llamar Derek y Donna.
Observaciones: Personalidad dominante
James Walden. Derek es la más agresiva.
Lo que nunca se supo es que Derek
era la personalidad principal. James Walden llegó al grado de posesión del
cuerpo en que cambió la identidad descrita en cada documento de identificación.
Por: Victor C. Frias
Espero hayas Disfrutado mucho de este Relato,
¡Agradezco Mucho tus Lecturas!
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