Instructivo

Fue un grave error apagar las luces antes y continuar ante el escritorio.

Está claro que tienes un ritual para ir a la cama, y debes seguirlo tal cual cuando ya está establecido y asentado como un hábito de tu inconsciente.

Salir de esa rutina es un acto peligroso que desafía a ciertas fuerzas ocultas.

Evita a toda costa desviar la vista; mantenla al frente. Conserva la calma, pues podrás percatarte de su presencia en tu punto ciego.

Si escuchas los resortes del colchón comprimiéndose con un rechinido, ignóralos por tu bien.

No voltees, hay que insistir en ello. Puede que te disguste lo que encuentres.

Levántate de la butaca sin hacer tanto ruido, y alcanza el interruptor eléctrico.

Mirada al frente, y... ¡NO!, ¡Sabías que con cuidado! La oscuridad te ha impedido percatarte del mueble y te has golpeado.

Controla tu respiración. Lo has despertado. Quédate inmóvil. Por lo que más quieras, y por más que escuches los resortes en movimiento, ignóralo y sigue buscando el interruptor.

¡Maldición, está detrás!, date prisa sin...

Has volteado. Te encuentras ante tu propia figura, la que ha seguido la rutina nocturna como siempre; le eres indiferente, porque el daño ya lo has hecho. Has fallado... te has disociado. Serán mitades vagabundas e indefinidas en la existencia. 







Por: Victor C. Frias



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