Víctimas de una leyenda

Se arrepintieron de no haber sospechado de aquella hermosa joven que llegó andrajosa y descalza a las puertas de los humildes hogares, la que llegó aparentando confusión, y profiriendo una dulce súplica por refugio. Cometieron el error de acogerla en el granero comunitario. La desaseada ternura de su rostro suscitó en los habitantes esa hipnosis tan sombría que olvidaron que aquella noche era la fecha, esa marcada en el supersticioso calendario del pueblo... Y no amaneció nunca, aunque pasaran las horas.




Por: Victor C. Frias


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