La muñeca de Madeleine

Después de haber desconfiado de las sugestiones de su amiga, finalmente ahí estaba la muñeca, suspendida a la altura de su cara, con las extremidades estiradas y convulsas, agitándose sin cesar.

La muñeca más bonita de su colección, heredada por generaciones y de ropas impecables. La que nunca se descomponía.

"¿Porqué tuviste qué creerme hasta ahora, Madeleine?" Nicky le había suplicado tantas veces que la quemara, o la desgarrara hasta las mínimas fibras. Ese juguete era responsable del mal reinante en la casa.

La dueña, desconcertada tras una infancia de ilusiones, de juegos, y de una compañía tan genuina y diminuta, obedeció el impulso de correr hacia la muñeca, y gritando arrancarle cada brazo, cada pierna, y la cabeza. Se arrodilló en un llanto de pérdida, dejando caer de su mano las formas de plástico, que tenían un temblor culminante.

"Veo que has hecho el trabajo sucio por mí, Madeleine. Siempre supe que yo soy mejor amiga" dijo una voz gutural, vibrante, detrás de ella. 

No quiso voltear a ver el ahora desfigurado y poseso cuerpo de Nicky, de la siniestra mujer que le sonreía a la espalda y profería un aliento de azufre.





Por: Victor C. Frias


Espero hayas Disfrutado de este Relato,

¡Muchas Gracias por Tus Visitas!

Comentarios

¡Más breves y enloquecedores Relatos ;) !

Las letras hedónicas

Abandonado

El gato rayado

Portal

La segunda prenda